Foto Archivo.
Cuando pensemos, cuando sintamos, cuando actuemos,
recordemos que no estamos solos en el mundo y en la creación del universo;
siempre hay fuerzas espirituales, divinas, que nos acompañan y nos hacen
partícipes de todo lo que existe.
Aprendamos a confiar en Dios y en el conocimiento
que hemos adquirido de Su Ley, para ponernos en sincronía, en contacto con Su
Gracia en el Bien que hay en la vida. Recordemos que lo que sembramos en
pensamientos, palabras y acciones, en el bien o en el mal, eso cosecharemos en
bienestar, paz, salud, y felicidad, o cosas negativas y dolorosas, depende de
nosotros.
Debemos ser leales, fieles a nuestra Venezuela
Bolivariana, haciendo todo lo mejor que podamos diariamente para sumar a
nuestro país, todo el bien que nos merecemos y no restarle cuando nos hacemos
repetidores de las murmuraciones y mentiras de los medios de comunicación
opositores, que no aman a la Patria de todos, sino que luchan por sus intereses
particulares. Ellos recogerán su cosecha tarde o temprano…
Cuando hacemos el bien en pensamiento, palabras y
acciones, bendecimos a nuestros seres queridos y a nuestra Venezuela
Bolivariana. Extendiendo el bien a toda nuestra Gran Patria América Latina, y a
toda la humanidad.
Por la gracia de Dios, tenemos frente a nosotros
una nueva oportunidad para seguir el rumbo que Dios nos está trazando a través
de este Proceso que estamos viviendo y experimentando. Estamos presenciando un
movimiento que ha despertado todas las esperanzas en nosotros como país, y en
las naciones del mundo. Es el momento de confiar y, basados en esa confianza,
practicar lo que hemos aprendido en este proceso revolucionario y socialista que
estamos viviendo. Cuando escuchemos a alguien hablar agorando negativamente
sobre alguna circunstancia en proceso, polaricemos viendo el lado bueno; con
nuestra intervención oportuna, llenaremos nuestra atmósfera de fuerzas
positivas, recordando que la energía sigue a nuestro pensamiento y palabras.
Pensar negativamente o dejar que otros piensen y hablen mal de nuestro país, es
la negación a la vida, a la prosperidad, a la felicidad, a la paz. Por los que
amamos, no debemos permitirlo y luchemos por sembrar el bien donde quiera que
estemos. Es lo que Dios espera de nosotros sus hijos.
Oremos juntos con LA GRAN INVOCACIÓN para que Dios
nos proteja:
Desde el punto de Luz en la mente de Dios. Que
afluya luz a las mentes de la humanidad. Que la Luz descienda a la tierra.
Desde el punto de Amor en el corazón de Dios. Que afluya amor a los corazones
de la humanidad. Que Cristo retorne a la tierra. Desde el Centro donde la
Voluntad de Dios es conocida. Que el Propósito guíe a las pequeñas voluntades
de la humanidad. El propósito que los Maestros conocen y sirven. Desde el
Centro que llamamos la Raza de la Humanidad, que se realice el Plan de Amor y
de Luz y selle la puerta donde se halla el mal. Que la Luz, el Amor, y el Poder
(la Voluntad al Bien), restablezcan el Plan de Dios en la Tierra. Que así sea,
y que todos cumplamos nuestra parte.
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Apartado Postal 70541, Caracas, Los Ruices
1071
Movimiento Mundial de Servidores a la
Vida
sermundial49@gmail.com
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