La conciencia humana es impredecible. Algunas veces
se sale del sendero que ella ha escogido mediante su libre albedrío para, luego
de muchos pesares y desasosiegos, eventualmente encontrar de nuevo el recto y
seguro Sendero que lo conduce a la Vida Eterna
El Canal de la Verdad también da vueltas innecesarias, pero de La Fuente Cósmica siempre fluye el Agua Viviente que ha nutrido la naturaleza espiritual de la humanidad y si se cierra una puerta de este Manantial, el Agua de la Vida correrá a través de otro canal que será aportado por la Vida. Nunca dejará de correr, impulsado por el Amor de Dios, que busca siempre el alcanzar y expandirse a través de sus Hijos. Esta Agua de la Vida también es impulsada por el magnetismo del alma de los hombres y mujeres cuyo deseo del Conocimiento no puede dejar de ser satisfecho.
¿No han visto ustedes cómo un riachuelo cuyo curso
ha sido bloqueado por algún obstáculo, altera su rumbo y traza un nuevo canal
para llegar a su destino final? Esta es la naturaleza de la Vida –el nacimiento y la
muerte- el alza y baja de las mareas –la inhalación y la exhalación y no existe
forma, mediante la cual pueda interferirse el flujo natural del ritmo de la
vida.
El sol no puede limitar su brillo a un solo rayo,
ni tampoco el Amor de Dios a una Conciencia humana. El alma de los hombres es
la preocupación de los Maestros del Saber –y todos los hombres, negros, blancos
o amarillos, en todos los países-, porque de la Llama que arde en sus
corazones vendrá la iluminación que hará de esta Oscura Estrella un Brillante
Sol de Libertad.
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