Si
quieres crecer en comprensión espiritual, vuélvete como un niño y deja que el
universal espíritu de bien te enseñe. No esfuerces tu intelecto tratando de
comprender las grandes cuestiones de la vida; espera hasta que hayas
desarrollado facultades que puedan comprenderlas. Hay un ir y un venir de los
hombres que no cesará mientras traten de explicar las cosas espirituales con el
intelecto. Escucha en la quietud dentro de tu propia alma -y la encontrarás
resonante con una nueva lengua.
Al
mundo le falta comprensión espiritual. En todas partes alrededor de nosotros
están los que predican y enseñan las llamadas religión y doctrina de
Jesucristo, sin embargo ¡cuán pocos hay que tengan comprensión de la realidad
que El prometió que vendrá a aquéllos que creen!. Es evidente que ellos no
tienen la comprensión de Su enseñanza que guía a los "signos"
mencionados en el último capítulo de Marcos como testimonio de aquéllos que
creen.
En
el estudio de la Verdad encontramos que estos signos siguen en realidad a aquéllos
que alcanzan la comprensión espiritual lograda con la completa aceptación de la
ciencia espiritual. Una comprensión parcial es acompañada por una manifestación
de una parte de los signos. Hasta una leve percepción espiritual, lleva en
mucha gente al desenvolvimiento del poder de sanar al enfermo. Esto se está
demostrando en todo el mundo. Se está volviendo tan común, que en todas partes,
"niños" en comprensión espiritual están haciendo ahora poderosas
obras en la restauración de la salud a inválidos.
Esta
comprensión, no obstante, no es el completo esférico sol que según la promesa
se encontrará en aquéllos que se hayan puesto la blanca vestituda de la pureza;
es sólo unos pocos rayos dispersos que han encontrado paso a través de las
mudables rendijas de las creencias mortales. Sanar estos perecederos cuerpos
del mundo de las sombras, no es la Verdad última; ni es siquiera un factor en
las futuras glorias del desenvolvimiento permanente que seguramente será la
porción de aquéllos que alcanzan comprensión plena. Estos cuerpos dolientes y
enfermos son los resultados de flagrantes errores que los hombres han cometido
sin ayuda divina.
Estos
errores pueden corregirse. Hay muchos ahora en el camino de una comprensión que
desarraigará la creencia en la muerte de modo tan completo, que sus cuerpos no
pasarán nunca por el estado de corrupción física. Eventualmente la comprensión
de las cosas espirituales refinará de tal manera el cuerpo físico, que se
desvanecerá de la vista de aquéllos en quienes lo real no ha sido igualmente
percibido. El proceso llegará a ser tan común, que todos lo esperarán como el
último y morir de la vieja manera, se considerará vergonzoso.
Aquellos
que pasan fuera de nuesta vista, no irán necesariamente a ninguna parte según
entendemos la distancia, sino sencillamente llegarán a una comprensión más
completa del nuevo cielo y la nueva tierra que están aquí mismos, a nuestro
alrededor.
Si
tuviéramos la comprensión de cosas espirituales que es nuestra por derecho
divino, veríamos que ahora estamos codo con codo con los habitantes de un plano
hermoso sobre toda comparación. Este planeta es en realidad un pensamiento de
la Mente Divina, vivo en la misma vivificadora inteligencia que aviva al
hombre. Su ser real es espiritual y corresponde al principio de Cristo, que es
la vida del hombre. Es la habitación de las almas perfeccionadas que han
llegado a la conciencia de su nidad con la Mente única, y cuando nos retiramos
dentro de nosotros en el silencio, alcanzamos cierto grado de armonía con él. Es
lo que llamó Jesús el cielo que está dentro de tí.
Así
el nuevo cielo y la nueva tierra prometidos, no envuelven otra creación, sino
simplemente enrollar como si fuera un pergamino escrito, los conceptos erróneos
de los hombres acerca de la realidad de las cosas que les rodean. Aquéllos a
quienes se les restaura la comprensión espiritual pueden ahora y aquí gozar de
esta nueva Jerusalén. Es sencillamente saber distinguir lo real de lo irreal.
Cuando el hombre sabe esto, está ya en el cielo, no importa lo que indique su
externa condición.
La
plena comprensión que está ahora amaneciendo, eliminará todas las imágenes
invertidas -pecado, enfermedad, sufrimiento y muerte- que han sido dotadas por
el hombre de aparente permanencia. Ellas no son en ningún sentido reales, sino
erróneas combinaciones en que los sentidos han arreglado su pequeño almacén de
conocimientos.
Una
armoniosa relación de los conceptos mentales cambiaría la tierra y todas sus
relaciones en un abrir y cerrar de ojos. No ocurriría un cambio en realidad
-sino sólo un ajuste de los pensamientos que ahora tienen los hombres. Por
ejemplo, tomó mucho tiempo a la gente comprender que el sol no da vueltas
alrededor de la tierra. Pero ahora vemos con los ojos de la mente cómo la
tierra y los planetas viajan alrededor del sol y una relación enteramente nueva
de las cosas se presenta. Vemos que aquí mismo ante nuestra vista, de la cual
dependemos para información, existe una condición de asuntos de que nuestros
ojos nada nos dicen -que de hecho, contradicen de plano.
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