Todos sabemos que la Humanidad como un todo ha venido evolucionando, creciendo espiritual y materialmente. Y que hoy somos la síntesis de todo el pasado vivido a través de todos los seres humanos que nos han precedido.
Las verdades espirituales eternas que nos habitan, y
el significado que conocíamos de ellas, van cambiando cada vez más
profundamente dentro de nosotros, de nuestra conciencia, comprensión y visión.
También sabemos, de alguna manera, que hablar
públicamente de las cosas de Dios nos asusta… quizás es que alguna manera nos
han castrado, en el sentido de no atrevernos hablar de nuestra propia esencia
divina con libertad, y sólo hablamos de lo que nos han enseñado desde pequeños,
y desde mucho tiempo atrás, lo que otros piensan y ven y les interesa, pero no
hablamos desde nuestra propia experiencia, visión y comprensión de las cosas de
Dios nuestro Padre y de nuestro hermano Mayor Cristo-Jesús, que están más cerca
de nosotros que nuestra propia respiración.
Hoy hemos crecido mental y espiritualmente y podemos
ver y comprender los nuevos acontecimientos que van llegando a nuestras vidas y
que tienen que ver con nuestro entorno y nuestra participación responsable en
bien de la Humanidad como un todo, sumando más que restando, el bien de la
entera raza humana, como Dios espera que participemos en su Plan divino para la
Humanidad.
Millares de personas en el mundo trabajan de “bajo
perfil”, orando e invocando a la Divinidad, la paz, la fraternidad, igualdad,
justicia y paz, el despertar de la conciencia de los pueblos del mundo, y de la
Humanidad: uno sólo que esté mal, estamos mal todos. Somos parte de un solo
Cuerpo: Dios, en Quien vivimos, nos movemos y tenemos el ser. Dios compenetra
todo el universo, el Cosmos, y desde lo más grande, inmenso y desde lo más
pequeño y microcósmico, todo refleja Su esencia, la presencia de Dios. Se nos
dice que el parpadeo de un ojo afecta la estrella más lejana del universo.
Invoquemos juntos orando, la Invocación de Unidad, con
todo nuestro corazón y mente, atentos al significado y deseando con todas
nuestras fuerzas espirituales que se manifieste en nuestro país y en el mundo
entero el Plan de Dios, para que se acabe el sufrimiento y la herejía de la
separatividad en nuestra Gran Familia: la Humanidad.
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