Reflexionando, siempre nos olvidamos de lo más grande y seguro que tenemos para defendernos: Dios!
Los intereses creados del mundo nos han ocultado grandes verdades, verdades eternas e imperecederas, que benefician a la humanidad y que tienen que ver con el Plan de Dios, y que Cristo dejó al mundo para que lo asumiéramos y lo realizáramos.
Y es que nosotros, la humanidad, vivimos en un mundo de efectos por lo tanto es perecedero. Somos oriundos del mundo de las causas, el mundo de Dios, nuestro Padre y a El regresamos, cuando nuestro cuerpo físico se enferme o envejece y lo desechamos…
Hoy estamos viendo y experimentando crisis muy fuertes y dolorosas y vendrán otras peores, causas, de ellas las generamos nosotros, los hombres y mujeres y somos nosotros quienes debemos redimirnos y ser libres.
Pero el mundo es dual: Dios y diablo; mujer, hombre; luna y Sol; arriba, abajo; amor, odio; espiritual, material, etc.
Hoy, lo material y espiritual se enfrentan: “Los extremos se tocan”. Lo material es el capitalismo mundial conformado por las fuerzas trasnacionales… quienes invaden, atropellan, violan naciones en el mundo, matando y asesinando a poblaciones enteras civiles, todo por el poder del dinero: su Dios…
Lo espiritual está en el corazón y mente de los pueblos del mundo. En su amor, sed de justicia e igualdad…. No está Dios en los poderes materiales, porque Dios es infinito y los poderes materiales son perecederos. Dios está en los poderes espirituales de l hombre, de la mujer: en su corazón. Allí está el Poder de Dios. No está en los hombres físicamente, porque lo físico muere y lo espiritual es eterno, porque es Dios en nosotros, en nuestro corazón…
Lo que estamos diciendo son verdades que están dentro de nosotros, en nuestro corazón. Nos olvidamos de que venimos de Dios por lo tanto sus verdades quedaron profundamente guardados en nuestro corazón… y no lo recordamos porque nos identificamos con todo lo que nos rodea, olvidándonos de que tarde o temprano tendremos que dejarlo e irnos de este plano o mundo, como vivimos: desnudos!.
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