SINFONÍAS DEL AMOR, CONÓCETE A TI MISMO

SINFONÍAS DEL ESPÍRITU,CONÓCETE A TI MISMO

martes, 2 de agosto de 2011

Bendito seas


Hoy compartiremos el tema de las Bendiciones, para que hagamos conciencia del poder del Amor y de la Bendición en nuestro corazón y mente, y lo asumamos de aquí en adelante. Cada día al despertar lo primero a hacer es dar gracias a Dios por un nuevo día, y después sigue bendiciendo tu jornada que comienza, porque está ya desbordando una abundancia de bienes, que tus bendiciones harán aparecer.

Bendice a todas las personas que se cruzan contigo por la calle, en el autobús, en el trabajo, bendícelos a todos. La paz de tu bendición será la compañera en el camino de quienes bendices y el aura de su discreto perfume será una luz en su camino.



Bendice aquellos con quien te encuentres, derrama tu bendición sobre su salud, su trabajo, su alegría, su relación con Dios, con ellos mismos y con los demás. Bendícelos en su abundancia y en sus finanzas. Pues bendecir es reconocer el bien infinito que es parte integrante de la trama del universo, y que espera un signo tuyo para manifestarse. Bendice de todas las formas imaginables, ya que estas bendiciones no sólo sembrarán las semillas de la curación sino que algún día, brotarán como flores de alegría en los áridos espacios de tu propia vida.

Al caminar, bendice a la Vida, bendice tu ciudad y pueblo, a tus gobernantes, a los profesores, enfermeras, y barrenderos, a los sacerdotes, prostitutas. Bendice a los hospitales y los enfermos invocando la salud, bendice a las cárceles invocando la redención. Cuando alguien manifieste la más mínima agresión, ira o falta de bondad contra ti, responde con una silenciosa bendición. Bendice totalmente, sinceramente, alegremente, porque tales bendiciones son un escudo que los protege de la ignorancia de sus maldades y desvía la flecha que te disparan. Y no te olvides, bendícete a ti mismo (a), persona maravillosa, digna de amor y bella en su verdadera naturaleza.

Bendecir significa invocar la protección divina sobre alguien o sobre algo, pensar en él o ella con profundo reconocimiento, evocarla con gratitud. Significa invocar la felicidad sobre alguien, aunque nosotros no seamos la fuente de la bendición, Dios actúa a través de ti cuando bendices, sino se simplemente un testigo feliz de la abundancia de la vida. Bendecir significa desear y querer incondicionalmente, totalmente y sin reservas alguna el bien ilimitado para los demás y para los acontecimientos de la vida, haciéndolo aflorar de las fuentes más profundas y más íntimas de tu ser. Significa venerar y considerar con total admiración lo que es siempre un don del Creador, sean cuales fueren las apariencias. Quien sea bendecido por ti, será enteramente consagrado.

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