LA MURMURACION
Vivimos en un clima de incesante charla. Es general la
falta de reserva y el ansia de exponer el propio concepto acerca de nuestros
vecinos y sus opiniones.
Hablar, es para la mayoría la línea de menor resistencia.
¡Crítica! y ¡Corre ve y dile!, atrae a la mayoría, nutre el orgullo tan predominante en la generalidad y da un sentido
de superioridad.
"Antes que la voz pueda hablar en presencia de los
Maestros, debe haber perdido el poder de herir". "Antes de poder
enfrentarnos con el Maestro en nuestro propio corazón y en consecuencia, con el
Maestro que nos tiene en observación, ni una sola palabra que pueda herir a un
semejante debe salir de nuestros labios".
Podemos herir y ofender verbalmente a nuestros hermanos de tres maneras:
1. Por la murmuración.
2. Por la crítica.
3. Por el silencio inoportuno.
Murmurar es la facultad de traicionar. Es el ansia malsana de contar a otros lo que éste no sabe de los demás. Es la curiosidad impertinente que nos lleva a espiar y a hablar de cosas que conciernen a nuestro hermano. ¿Para qué? ¡Para colocarlo en una posición de desventaja!. Hacer ver a otros cuan tonto, malvado, estúpido o ciego es.
Lanzar algún chisme respecto a otro que al pasar de boca en boca, se exagera y deforma, demostrando así la maldad que anida en el corazón del hombre.
Quienes hablan de las faltas y malas acciones de sus
vecinos. Y raras veces hablan de sus virtudes y buenas acciones y achacan
móviles erróneos a otros, deben recordar las palabras de Patanjali: "Estas
formas son conocidas o no de acuerdo a las cualidades latentes en la conciencia
perceptora".
Ver las faltas en nuestro hermano y comentarlas,
significa proclamar a gritos que adolecemos de las mismas fallas que
descubrimos y vimos en otros.
Criticar es, según el diccionario, la facultad de
encontrar defectos. La aptitud de señalar fallas en las acciones del hermano,
en sus palabras, métodos, conducta y condiciones.
El que critica desprecia y se asocia al fariseo el cual
se dirigió al Cristo y le dijo: "Te doy gracias Señor porque no soy como
otros hombres". Esto pone de manifiesto que el censurador está
profundamente afectado por la gran heregía de la separatividad.
Tanto la murmuración como la crítica indican:
a. Orgullo o engreimiento.
b. Crueldad.
c. Prejuicio.
d. Incomprensión.
e. Deseo de hablar
f. Falta de amor.
g. Malos modales.
h. Mente vacía.
i. Incapacidad de ver lo bello y lo bueno que se oculta
detrás de todo ser humano.
Es oportuno recordar las palabras de San Pablo en Corintios: "El Amor es paciente y bondadoso, no conoce envidia ni celos, no halla placer en la injusticia hecha a otros, sino que se une gozosamente a la verdad. El Amor sabe como guardar silencio, está pleno de verdades. El Amor nunca piensa mal".
Guardar silencio cuando es imperativo hablar es tambien
un error. Apoyar la alabanza ajena, abstenerse de hablar cuando es nacesario
refutar una falsedad, callar la verdad cuando podria salvar la reputación de un
hermano son casos demasiado comunes y no necesitan mayor comentario. La murmuración, la crítica y el silencio
inoportuno son delitos de los cuales la mayoria es culpable. Es la terrible
maldición que pesa sobre las armoniosas relaciones entre los hombres.
Se les pide considerar seriamente esto y vigilar sus
palabras a fin de asegurarse que el caracter y los asuntos ajenos se hallan
bajo segura custodia.
En un articulo escrito por M. Niklau, se destaca que
abstenerse de murmurar es un paso dado
hacia la belleza del alma, el origen de la verdadera urbanidad. La urbanidad
correctamente considerada es la modalidad del Alma; nunca es auténtica y solo
será una capa o barniz mientras no sea algo natural, como el perfume que exhala
la rosa, proveniente de la belleza mas recóndita del espiritu, es decir: la
humildad, la ternura, la bondad y el deseo de poseer la perfección.
En realidad provienen del amor hondamente arraigado en el corazón y expresado en la vida. ¿ Como luchar contra esta tendencia a la murmuración y a la crítica? Mediante ciertas acciones prácticas que por el hecho de serlo siguen siendo teorías para la mayoría.
1.- Ocuparnos de nuestros asuntos.
2.- Cuidar cada palabra que hablamos.
3.- Estudiar las impresiones que causamos en otros y las
que tenemos de ellos.
4.- Cultivar el amor hacia todas las criaturas.
5.-Cuidar la reputación del semejante como si fuera la
propia.
6.-Observar estricta adherencia a la Verdad.
La murmuración es una violación a la Ley de Fraternidad por lo tanto reconociéndola no debemos olvidar que el incumplimiento de la Ley trae consigo su propio castigo. La Ley de Causa y Efecto actúa insesantemente y lo que el hombre siembre eso recogerá. Según como tratemos seremos tratados. Cada palabra hiriente, toda crítica y afirmación que no es verídica, tienen un efecto contraproducente.
Y es muy cierto el dicho de que las maldiciones como las bendiciones vuelven al punto de partida. Cristo dijo a sus apóstoles: "Más yo os digo que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio". "Porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado".
Saber cuál es la causa del efecto oculto de nuestras
palabras, porque son el resultado del pensamiento y los pensamientos son cosas.
Pensamos y al pensar creamos una forma en sustancia mental, la vitalizamos con
nuestra energía atrayendo hacia ella algún tipo de vida elemental que anima a
la forma mental y se convierte en nuestro sirviente.
Cuando expresamos la idea en nuestra mente liberamos la
forma mental y la enviamos en misión constructiva o destructiva. Cuanto más
pensamos y hablamos, más potente y activa será la forma mental. Las formas
mentales del mal, de la crítica y la murmuración perjudican a quien atacan y
también dañan a su creador.
El Morador en el Umbral con quien todos nos enfrentaremos
y deberemos vencer antes de trasponer el portal de la Iniciación, es la suma
total de todos los malos pensamientos y deseos que han infringido la Ley de la
Hermandad, desde que nos iniciamos como seres humanos para ascender en la
escala de la evolución; uno tras otro, hasta el más insignificante, tendrá que
ser destruído. Procuremos no crear pensamientos erróneos ni expresarlos, pues
solo fortalecerá al Morador del Umbral.
Recordemos que de acuerdo como el hombre piensa, así es él, y que si un hombre cree que es escrupulosamente religioso, pero incapaz de dominar su lengua, su servicio religioso carecerá de valor.
Quien domina su lengua ha alcanzado madurez de caracter y es capaz de dominar toda su naturaleza. Además todo lo verdadero, lo honesto, lo justo, lo amable, lo que es de buen nombre, si tiene virtualmente una alabanza, "pensad en ello y el Dios de Paz será con vosotros".
Guardar silencio.
Los metales se purifican por el fuego y el Espíritu por
el sufrimiento. Solo cuando se ha enfriado la masa fundida podemos juzgar el
grado de purificación alcanzado, sólo después de triunfar sobre las emociones y
en la paz que sigue a la lucha, puede el espíritu detenerse a contemplar y
sentir la belleza de la verdad eterna.
El hombre intentará en vano escuchar la voz de la verdad mientras dure la contienda entre los deseos y opiniones, sólo en el silencio que sigue a la borrasca esa voz puede ser oída.
Guardar silencio, es decir: no permitir que deseo alguno
hable en nuestro corazón, sino únicamente la voz de la verdad pues la verdad es
una Diosa muy celosa que no permite rivales.
El supremo poder existente en la naturaleza es la Sabiduría, el principio más elevado que el hombre pueda poseer. El poder mayor del hombre intelectual es expresar sabiduría por medio del lenguaje y el poder más elevado del hombre físico es expresar ese lenguaje en acciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario