Cuando se encuentra libre de las perturbaciones o interferencia de la inquietud, la mente humana posee la capacidad de efectuar todas las funciones que realizan los complicados mecanismos de una radio. Es capaz, pues, de emitir y recibir pensamientos, así como también de dejar fuera de sintonía los pensamientos indeseables.
La potencia de una estación radiodifusora es regulada por la cantidad de corriente eléctrica que puede utilizar. Del mismo modo, la efectividad de una radio humana depende de cuánta fuerza de voluntad posee cada individuo.
Las personas dotadas de sensibilidad espiritual sienten el dolor ajeno como si fuese propio. En un mundo atribulado como el nuestro –en el cual millares de seres humanos sufren a causa de la guerra, la pobreza, las enfermedades, la ansiedad y la carencia de un propósito en la vida- las personas compasivas y conscientes experimentan de modo natural un sentimiento de gran preocupación por el bienestar de sus hermanos y hermanas de todas las naciones, a menudo nos preguntamos ¿qué podemos hacer para ayudar a aliviar los problemas del mundo? A quien le sirves tú?
El bien y el mal son dos extremos de una misma cuerda. Dios nos dio una mente y un cerebro para que aprendamos a discernir, a reconocer lo que es real y lo que no lo es y a colocarnos en el medio para ir más allá de ambos, buscando el bien y la justicia sin utilizar nuestra mente para hacernos eco del mal que generan las fuerzas materiales. Dios permite que el bien y el mal se enfrenten, como lo que está pasando hoy, para que aprendamos a colocarnos con la verdad y la justicia y aprendamos a VER y al hacerlo no nos hagamos cómplices del mal de otros… Sabemos decir si o no a las circunstancias que nos enfrentan, tenemos libre albedrío y sabemos que recogemos lo que sembramos tarde o temprano. Muchas desgracias que nos suceden tienen que ver con nuestra responsabilidad con la vida, porque no somos capaces de estar con nosotros mismos, y nos dejamos arrastrar por las matrices de opinión y hacemos cosas que no tienen que ver con nuestra vida sino con los intereses de otros, que la mayoría de las veces no nos ayudan sino que nos perjudican. Reflexionemos y Oremos
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