Guardar silencio cuando es imperativo hablar, es también un
error. Apoyar la alabanza ajena, abstenerse de hablar cuando es necesario
refutar una falsedad, callar la verdad cuando podría salvar la reputación de un
hermano, son casos demasiado comunes y no necesitan mayor comentario. La
murmuración, la crítica y el silencio inoportuno son delitos de los cuales la
mayoría es culpable. Es la terrible maldición que pesa sobre las armoniosas
relaciones entre los seres humanos.
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